miércoles, 24 de abril de 2013

Arrive America


"La primera vez que uno llega a los EEUU tiene que pasar por todo esto. Las siguientes veces también". Eso me decía un bailarín cubano antes de que el más simpático de todos los rangers, el que había elegido él tras observar a todos los demás, descargara en mí su momento malo del día. McEwan, que espero que no se llamara Ian, dejó pasar a todo el mundo menos a mi, que acabé en segundas nupcias con la aduana en una habitación de donde salía gente con guantes. Aquí tiene su casa era la única frase que se construía con facilidad en mi cabeza. Alli tras un mal rato no demasiado malo, el que hablaba español habló conmigo y lo comprendió todo. Era superfácil, qué había pasado, por qué tú y yo hemos tenido que llegar a esta situación. "La próxima vez traiga señor un papel en inglés firmado por su agencia y no habrá problemas señor". Gracias querido, muchas gracias, le dije y accedí al aeropuerto de Philadelfia en condición de persona normal dentro de mis posibilidades. Me compré mi primera Coca Cola y mi primer perrito, pagué con mis primeros dólares, miré a las primeras personas curiosas y por primera vez quise dominar el inglés ya cuando unas empleadas afroamericanas de diferentes edades se partían de risa con una que contaba una anécdota con gracia y salero de Philadelfia. El avión a Austin era una caja de zapatos comparado con el anterior pero me sentí más cómodo e incluso pude dormir al lado de un señor más grande que yo.

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